SARA Poem by Henry Luque

SARA

Hecha de elementos irreales o secreta,
tus ojos son la puerta de entrada del laberinto.
No está la luz en el origen,
ni en el parpadeo sutil de las fuentes hidroeléctricas,
sino en el movimiento que despliegas con tu propia sombra.
Más densa que el mito pero clara,
como el sol aprisionado en un cuarto sin ventanas.
El color del sueño en tu frente de flores sin segar
Allí está la vorágine del tiempo;
ningún perfil llama a conmiseración;
el destello impoluto de los guerreros caídos
es una mariposa en el rostro.
Oráculo y paraíso, las entrañas
son la vasija que guarda el dilema del espejo.
Nada te toca, salvo la lucidez del relámpago
que aprendes de tus pasos; el silencio bebe en el misterio
y el leopardo tórnase blanquísima huella de la sangre en las alturas.
Eterna o calcada del milagro, el azar nada puede;
la muerte te menciona con respeto
y eres su letargo, agua donde todo consigue mirarse.
Nadie sospecha, nadie,
que el mundo se gobierna desde tu cabellera.

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